A finales de la década de 1940, la electrónica no tenia mayor
consideración que la de ser una rama secundaria de la electricidad.
Aunque por aquel entonces ya existían aparatos que
podrían tener al menos exteriormente, cierto aspecto de
"electrónicos", como receptores de radio, tocadiscos o rudimentarias máquinas de calcular no
dejaban de ser circuitos y piezas puramente eléctricas unidas mediante
cables.
Las investigaciones en busca de
mejoras, tanto en las propiedades como, sobre todo, en el tamaño de las válvulas, dieron origen
a la aparición de unos nuevos materiales llamados semiconductores, que a su vez provocaron la creación de una nueva disciplina tecnológica denominada electrónica.
Sea como fuere, tanto en electricidad como en
electrónica, el movimiento de los electrones es el motivo fundamental del
funcionamiento de sus circuitos; la única diferencia es que la segunda utiliza
componentes tales como las válvulas, los semiconductores y los circuitos
integrados, a los que genéricamente se denomina elementos activos en oposición a
los usados en electricidad (resistencias, condensadores, bobinas etc.), llamados elementos pasivos
Gracias a tales elementos activos, la electrónica
se constituye en una ciencia cuyo objetivo primordial es ser una perfecta herramienta para obtener,
manejar y utilizar información.
Como ya hemos dicho, los componentes son elementos
básicos con los que se construyen circuitos, y desempeñan, por lo tanto, las funciones elementales de
la electrónica.
Cada circuito, ya sea eléctrico o electrónico ha de
contener, por lo menos, un componente pasivo que actué como conductor y que
provoque la circulación de una corriente eléctrica por dicho circuito.